Thursday, June 23, 2011

 

¿Dios sabe por qué hace las cosas? (El destino)




La expresión “Dios sabe por qué hace las cosas” es de las tantas que se oyen a lo largo de la vida.



- Me robaron.
- Dios sabe por qué hace las cosas.

- Tengo nuevo trabajo.

- Dios sabe por qué hace las cosas.

- Terminé con mi novia.

- Dios sabe por qué hace las cosas.

- Me robaron de nuevo.

- Dios sabe por qué hace las cosas.

¿Acaso las acciones que cometemos y padecemos ocurren simplemente debido a que Dios sabe por qué hace las cosas?

De llegarse a una afirmación, entonces se deduciría que los humanos son juguetes movidos a capricho de un mórbido jugador, como alguien que pone piedrecitas a una colonia de hormigas para ver cómo sortean esos obstáculos.

De ser así, ¿Dónde está la voluntad individual, así como la capacidad de saber elegir? ¿Dónde queda la determinación y la entereza de construir la vida a modo individual?
Porque si damos por sentado de que Dios sabe por qué hace las cosas, entonces deberíamos quedarnos quietos y esperar a que del cielo nos caiga sus favores.

El destino es una constante tanto misteriosa como caprichosa, que la creamos y recorremos, pero que tampoco debemos depender ni dar por seguro ya que es impredecible. Todos tenemos un destino, y la vez el mismo destino nos coloca en situaciones buenas o malas cual elaborada coincidencia.

Desde mi demoníaco punto de vista, yo no creo que “Dios sabe por qué hace las cosas”, ya que no me considero juguete de nadie. Como lo dije, creo que el destino, o como yo le llamo la naturaleza de la Fuerza, es tanto inestable como impredecible, que sólo nuestra concentración interna llegar a controlar hasta cierto punto dado que sus caprichos son muy misteriosos.

“Tú concentración determina tú realidad”.
“La Fuerza actúa de una manera muy extraña”.

Wednesday, June 15, 2011

 

Regresando...

Más de tres meses han pasado des la última vez que publiqué en mi humilde blog. Pueden haber algunas excusas: mi trabajo en la Estación, el agotamiento que eso conlleva, pero también, si quiero se sincero conmigo mismo (y contigo), es una rara apatía por publicar cada semana debido a que mi ánimo de escribir temporalmente se bloqueó.

Suele pasar, como te lo dije una vez, que la inspiración se va y tarda tiempo en retornar... a veces me pregunto si lo que estoy haciendo aquí tiene sentido. De hecho no quiero perder ese sentido que le he dado a este espacio desde que lo creé. Muy pocos fueron esos seguidores superfluos que lograron encontrarme, y a la vez sólo dos asiduas lectoras tuve, de las cuales una llegó a un necesario término, (irónicamente fue ella misma que me enseñó a abrir este espacio), y la otra, la más joven de mí círculo que aún sabe de mí...

Tú, de hecho, eres la pequeña lucecita que mantiene latente este espacio, al igual de mi deseo de seguir aquí hasta que el cuerpo aguante.

Trataré de retomar este singular vicio de escribir, de que mis ideas sigan vivas aquí.

(Gracias por leerme)

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