Monday, June 26, 2006

 

La Generación Perdida

El otro día, conversando con Darth André, un respetado Sith, surgió el tema de las mujeres. Él, desde su escritorio, limpiaba la empuñadura de su espada mientras yo acomodaba la mía al cinto.

- ¿Sabes, André? – dije -. A veces me pregunto porqué no usamos nuestras habilidades para sacar provecho de ellas.

- Explícate.

- Que deberíamos jugar con ellas, manipularlas en todo sentido porque solo así son felices. Yo por ejemplo, podría hacerlo, pero no lo hago porque no es correcto, ni digno de mí.

- Te entiendo y tampoco es digno de mí – puso la empuñadura sobre la mesa -. ¿Sabes cuál es el problema? Es que somos idealistas, eso nos hace distintos al resto de nuestros “colegas”. No somos del tipo que manipulan a las mujeres y buscamos la forma de llevarlas a la cama, para luego hacerlas de lado o incluso humillarlas. Somos gente con principios y fieles a lo que creemos. Somos como una generación perdida y quedamos muy pocos con ese valor.

- Generación perdida – dije.

- Así es. ¿Sabes por qué mi esposa se casó conmigo? Porque dejó de ser una mujer condicionada y supo ver más allá. Me eligió porque no soy un vil como el resto. Lastimosamente, la mayoría de mujeres están condicionadas-

- ¿Condicionadas?

- Tú sabes a lo me refiero, Darth Croxus – André tomó su espada para acomodarla a su cinto -. Es por eso que gente como nosotros tardamos en ser elegidos. Somos de la generación perdida y ellas, al estar condicionadas, buscan a tipejos que reúnan lo que ellas inconscientemente buscan para sentirse desgarradas.

Aquello expuesto por Darth André me hizo reflexionar. En lo personal tuve más de una oportunidad para portarme como un perro, buscar un punto débil, mermarlas con palabras arteras y consumar todo una y las veces que quiera. Mas ese no ha sido ni será mi estilo. No procedo de ese modo, no porque me falten testículos, sino porque considero a las mujeres (aliadas y similares) como mis equivalentes y, por tanto, merecen respeto, atención y cariño.
Darth André, y yo somos parte de una especie casi extinta, la generación perdida y me siento orgulloso de pertenecer

 

No está por demás una aclaración

El lunes pasado, estuve en la secretaría de mi facultad, haciendo unos trámites, cuando me encontré con un compañero al que le decíamos Junior. Nos saludamos normalmente, y cuando la secretaria me atendió, Junior se acercó a mi espalda, colocó su cabeza a mi hombro y me rodeó el tórax con un abrazo no tan de hombre, al extremo de que su mano me apretaba el pecho. Me sentí incómodo. No podía decir o hacer nada ya que había mucha gente en el sitio. Fueron los minutos más largos e incómodos de mi vida. Tal vez en otro contexto, le habría dicho respetuosamente que no soy de su equipo y que respete mi espacio.

En fin, por si las dudas. Mi aclaración va para los lectores, hombres, masculinos, varones y similares: Yo Darth Croxus, Lord Sith, Príncipe de la Oscuridad, perteneciente a la hermandad de Rockeros, soy HETEROSEXUAL (es decir que me gustan las MUJERES), y las únicas que tienen derecho de AGASAJARSE conmigo (es decir, abrazarme, tocarme y mandarme mano)son mis aliadas: Edith, Amanda, Lucy, Sara y las féminas que vendrán en el futuro.

No tengo nada en contra de los gays, respeto sus gustos y su forma de vida, así que vale la pena esta aclaración a fin de evitar papeleos y papelones.

Monday, June 19, 2006

 

Llévame

Llévame a donde no me persiga la intolerancia,
donde no haya dedos acusadores,
ni calumniadores melindrosos.


Llévame donde la primavera es siempre verde,
donde las mariposas cobijen mi vuelo,
donde mis dedos jueguen con el manantial
y el cielo azul acaricie mi rostro.

Llévame a tu tierra prometida
donde nadie me conozca,
lejos de esta tierra de cemento estéril
y las heridas que quiero olvidar.

Llévame lejos, muy lejos,
llévame donde sea, menos a ese lugar.
Llévame donde sea, menos a casa.

 

Curiosa

Hablas, preguntas, dudas, opinas, mi curiosa insaciable. Tomas mi mano ¿sigo tus pasos o sigues los pasos que di? Bailas en medio de la acera bañada en atardecer, cantas cuando descubres una flor. Miras y oyes lo que el resto ignora y lo compartes conmigo
Caminas queriendo cambiar el escenario de un borrón. Todo es nuevo para ti, desde un cuadro hasta una golosina, lo disfrutas intensa, sin reparo de la gente con el membrete de “normal”. Por eso no finges conmigo, porque no te percibo como el resto.

Correteas de un lado a otro, me abrazas sin dejar de preguntar. Te acercas a mi hombro cuando te llega el cansancio, me pides te cubra con mis brazos del frío y de los momentos adversos.

Cada regreso a casa contigo es una odisea irrepetible...

Monday, June 12, 2006

 

Sacrifice in to deep

Croxus: ¿Recuerdas los tiempos benignos, los atardeceres mordiendo la luna? Cuando juré acompañarte, cuando juré protegerte con mí palabra, con mí espada, con mi vida.

Wholfyld: Lo recuerdo bien mi amigo. Juntos recorrimos muchos senderos. Conjuramos alianzas, retamos al esquivo tiempo, contemplamos las estrellas fugaces y el deseo de un girasol.

Croxus: Expuse mi vida al decir que te amaba, porque pisabas sobre terreno quebradizo. No quería verte caer. Hice lo posible por salvarte, fue mi vida una ofrenda de amistad. Caí al abismo por ti.

Wholfyld: ¿Cómo pude ser tan ciega? Entregaste tu vida por mí. Cumpliste tu juramento y no me di cuenta. ¡No te vayas amigo mío, dame tu mano pronto, antes que el abismo te engulla!

Lucifer: Ven Croxus, hijo mío, te lo dije, este no es tu sitio. Los humanos son difíciles de entender, al igual que intervenir en sus frágiles destinos.

Wholfyld: !Ay! Croxus, amigo mío, nunca fuiste un acusador, fuiste más consejo que prejuicio. Ahora entiendo tu dolor y tu afecto incondicional. Cumpliste tu palabra y simplemente no escuché.

Lucifer: Croxus, este es tu sitio donde perteneces, donde no debiste salir.

 

Necesito

Que desabotones mi cuerpo,
un abrazo que cubra mi figura lacerada
de las miradas incomprendidas,
oír tu voz al volver a casa o después de hacer el amor.

Que me descubras más allá
de mi nombre y de mi máscara.
de tu tacto, tu risa, tus gestos,
las historias a la luz débil de una hoguera.

Compartir mis sensaciones con las tuyas
una luna llena repleta de calma,
un punto de encuentro solo tuyo y mío.
Que estés conmigo... de mujer a mujer.

Monday, June 05, 2006

 

Mis Aliadas Parte V: Marcela

Marcela fue mi primera mejor amiga y mi primera maestra. Era novia de mi mejor amigo cuando estábamos en Vietnam, claro ella pertenecía a otra unidad, por eso no la veía seguido.

Era de origen chilena (Su familia tuvo huir de la dictadura y se refugió en esta parte del mundo), centrada, bella y agresiva cuando se la hacía enfadar.

Digo que fue mi primera maestra porque ella influyó en mí cuando pasaba por la peor crisis de identidad de mi vida. En parte soy lo que soy gracias a ella; si no fuera por el adiestramiento de Marcela, otro destino no muy bueno me habría deparado.

Solía visitarla de cuando en cuando, a su casa (la primera mujer a la que visité), charlábamos toda la tarde, sosteníamos duelos verbales simulados sobre algún tema polémico o trivial. Fueron los momentos más agradables de aquellos años.

Lastimosamente surgió un malentendido justo tres días antes de que ella volviera a Chile. Era el 14 de febrero de 1994, nunca la vi tan enfadada. Sostuvimos un duelo verbal ya en serio. Me defendí como pude, pues era inocente, pero caí vencido con múltiples heridas internas (aquella tarde me sentí como Luke Skywalker vencido en Bespin); no pude despedirme de ella y pasé un mes sumido en una amarga depresión al borde del suicidio. Posteriormente, descubrí que ella creyó que yo sentía algo más que una amistad, lo cual negué cuando volvió al año siguiente a permanecer unos cuantos días y todo quedó aclarado. Luego se fue. No he vuelto a saber de ella en doce años. A veces la extraño cuando menciono su nombre y los días que compartimos en esa lejana habitación.

Marcela, donde quiera que estés: gracias por ayudarme en los momentos más críticos de mi vida. Te extraño y te quiero.

Pienso en ti, donde estés. Y si vuelves otra vez, nos reiremos de este mal sueño, con una taza de café.

 

ERES


Eres palabra viajera,
mariposa fabulosa
ojos de resplandor sin malicia,
risa de arroyuelo fresco.


El libro que me gusta leer
donde comparto mis secretos con los tuyos,
el cuento que sacude mi ser mil veces,
la voz picarona en cadenciosa melodía,
las historias que tú y yo intercambiamos.

El rastro que me agrada seguir,
la gentil manera de ver las cosas,
sorpresa, curiosidad, audacia.

Eres compañía,
el consejo al final del día
anécdotas de regreso a casa,
dulce tacto tibio en mis brazos.

Eres el sueño del que jamás quiero despertar...

 

Al Filo del Crepúsculo

Wholfyld seguía observando el crepúsculo, sentada sobre el borde de la terraza de la fortaleza. No había advertido que Croxus estaba cerca de ella desde hace más de media hora, aguardando.

El hombre esperó unos minutos más y finalmente habló.

- ¿Sigues mirando el horizonte o pretendes hacerlo?

La mujer no dijo nada.

- No entiendo - prosiguió Croxus -. Dices que no te pasa nada, que no es nada en contra mía o sobre el resto de la gente. Sin embargo, algo te inquieta, te molesta o aflige; lo percibo porque te conozco bien. No puedo dar con el motivo porque no me das indicios, lo único que tengo son sospechas.

Wholfyld lo miró de reojo.

- ¿Y cuáles son? Quiero saber.

- Son muchas. Tú reciente desengaño con Benjamín; la presión de la invasión de los Krulls a la aldea, temes que tú liderazgo se pierda en la batalla; sospecho además que estás confundida por tu relación con Leonard, supones que te está utilizando; también están las heridas que sufriste al probar la máquina voladora de Mohamed, la leve cicatriz en tú frente te hace creer que ya no eres atractiva, lo cual es un error, o es el miedo de volver a probar ese artilugio. Es todo eso, o es que ya no confías en mí como antes.

Wholfyld no dijo nada, siguió mirando el horizonte, en tanto Croxus acarició por unos momentos su espada.

- No sé cómo ayudarte si no me dices lo que te ocurre. Extraño a la Wholfyld risueña y altiva con la que salía viajar de poblado en poblado y descubrir las bellezas del bosque oriental. ¿Qué te está ocurriendo?

Wholfyld seguía en silencio. Entonces Croxus desenvainó su espada, reflejándola con el sol poniente.

- Prometí que estaría a tú lado en todo momento, y así lo he hecho en estos años - guardó la espada -. Estoy y estaré aquí, para escucharte y ayudarte - dirigió sus ojos a los niveles inferiores de la fortaleza -. Debo inspeccionar allá abajo. Si quieres hablar, ya sabes cómo buscarme.

Corxus dio media vuelta.

- Croxus - habló por fin Wholfyld sin mirarlo -. Yo confío en ti.

- Lo sé - dijo él, saliendo de la terraza.

 

Lo que buscas


Buscas un significado a tu ser
un santuario concentrado en una mirada
fragmentos de niñez, afecto sin daño,
algo que te haga sentir amada,
que te devuelva la Fuerza,
que te haga sentir viva.

Buscas aceptación
unos brazos incondicionales,
una cura a tus heridas,
palabras no arteras,
besos y palabras perpetuas
bajo un eclipse.

Buscas lo mismo que yo,
y al igual que tú,
yo sigo buscando a mí modo...

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